LECTORES DE BOLSI & PULP:

CONTACTOS:

¡HOLA AMIGOS! ESTAN EN BOLSI & PULP, SITIO IMPERDIBLE PARA AMANTES DEL PULP

¡HOLA AMIGOS! ESTAN EN BOLSI & PULP, SITIO IMPERDIBLE PARA AMANTES DEL PULP
PINCHEN EN LA IMAGEN SUPERIOR Y DISFRUTEN DE NUESTRA VARIADA BOLSITECA

LO MÁS VISTO EN EL BLOG DURANTE ESTA SEMANA ES...

lunes, 26 de agosto de 2013

EL PAÍS DE LOS ROBOTS

                                               
 
 
 
 
Tercera novela del miniciclo protagonizado por el robot humaniforme Kabé (las dos anteriores fueron MEMORIAS DE UNA MÁQUINA y EL ORO DE LAS ESTRELLAS, números 65 y 75 respectivamente de Espacio, el mundo futuro) EL PAÍS DE LOS ROBOTS, número 87 de la citada colección de Toray, es otra trepidante y divertidísima aventura del simpático androide creado por LGL.
 
En esta ocasión, el MCR (Mando Central Robótico) asigna a Kabé al servicio del doctor Oscar Lavery, a quien han puesto al frente de una expedición estelar cuyo objetivo es encontrar Mechanicus, un planeta legendario del que se dice que está poblado sólo por robots. A Lavery el asunto no acaba de gustarle, pero no le queda más remedio que aceptar. A la expedición se apunta también una hermosa mujer, llamada curiosamente Venus, que afirma ser la Soberana de Vega, que acaba de ser derrocada por una revolución. Al principio, surge entre Venus y nuestro amigo Kabé algo así como una corriente de antipatía. El robot recela de las intenciones de la muchacha, recelos que aumentan considerablemente cuando ella asegura que Mechanicus, el planeta de los robots, considerado por muchos como una fantasía, existe realmente. La expedición a Mechanicus era un asunto que el MCR llevaba en el más estricto secreto, así que la pregunta que se hace nuestro robótico protagonista es: ¿cómo conoce Venus la existencia de tal expedición? Nuestro héroe mecánico decide vigilar estrechamente a la mujer. Kabé acude al hotel en el que se hospeda la muchacha con la intención de interrogarla al respecto. La joven, que está escribiendo una carta, recibe al robot con muy malos modos, pero éste no se amilana. Venus se niega a responder a las preguntas de Kabé, y éste, reparando en que ella trata de ocultar la carta que estaba redactando, le pregunta a quién está escribiendo. El androide, en un descuido de la joven, logra hacerse con la misiva, pero entonces Venus le encañona con una pistola solar. De pronto, dos individuos, armados con anticuadas pero mortíferas pistolas de combustión química, irrumpen en la habitación. Exigen que se les entregue la carta que escribía la muchacha. Obedeciendo a ésta, Kabé entrega la misiva a los pistoleros, los cuales se distraen un instante, que aprovecha la mujer para sacar su mano armada, que había ocultado a su espalda cuando aparecieron los matones. Antes de que éstos puedan reaccionar, Venus hace fuego y los hampones se convierten en humo… al igual que la carta.
 
Kabé sabe que, como robot, no puede obligar a un ser humano a que haga nada. La misteriosa carta ha sido desintegrada y él no puede presionar a la joven para que le diga qué contenía y a quién iba dirigida. Pero nuestro robótico amigo se hace el firme propósito de seguir vigilando a la bella Venus de Vega, cuya sospechosa actitud le tiene muy preocupado.
 
Los problemas no han hecho más que empezar. Cuando Kabé va en busca de Lomanski, uno de los miembros del equipo científico de la expedición, se lo encuentra en compañía de dos sujetos de pésima catadura. Estos individuos pretenden colarse como polizones en la astronave, y a Kabé no le queda más remedio que ayudarles. A pesar de su aspecto, completamente humano, Kabé es un robot sometido a las Tres Leyes de la Robótica, y en cumplimiento de la primera Ley debe evitar que cualquier ser humano sea dañado. Si no obedece a esos hombres, si no les facilita el acceso a la nave, matarán a Lomanski, y nuestro mecánico amigo no puede permitir que eso ocurra.
 
Los preparativos de la expedición avanzan a marchas forzadas, y muy pronto están preparados para partir. Pero cuando su nave, la Armenia, se dispone a atravesar la puerta estelar que facilita el acceso al hiperespacio, el control de vuelo de la colonia lunar les ordena retrasar su salida, ya que por la hiperpuerta que les ha sido asignada se espera la llegada de una patrullera policial. Cuando la nave policial surge al espacio normal, la hiperpuerta se desintegra, destruyendo también a la patrullera.
 
Evidentemente, alguien parece empeñado en impedir que la Armenia parta en busca de Mechanicus. Pero Lavery está dispuesto a cumplir su misión como sea. La Armenia recibe autorización del control de vuelo para emplear otra hiperpuerta, y así, emprende su singladura rumbo al misterioso planeta de los robots.
 
Y por fin, llegan a Mechanicus, un mundo devastado por una guerra atómica, en la que no existe vida orgánica de ninguna clase, pero que tiene una atmósfera respirable y está poblado por robots, millones de robots, construidos en unas impresionantes fábricas que llevan siglos funcionando ininterrumpidamente. Allí son recibidos cordialmente por Orfe, robot que parece estar al mando de todos los demás. Un extraño accidente, que está a punto de costarles la vida a todos, hace sospechar a Kabé de las intenciones de los en apariencia pacíficos autómatas. Los acontecimientos posteriores darán la razón al androide. Una legión de robots, que parecen ignorar las Tres Leyes, trata de aniquilarlos. Nuestros amigos se refugian en un edificio. Carecen de medios para comunicarse con los tripulantes que se quedaron en la Armenia, y el cerco de robots se estrecha por momentos. Kabé y sus compañeros resisten como buenamente pueden el asedio robótico, pero todo parece indicar que su destino está sellado. Sin embargo, será Kabé quien, en el último momento, logre resolver la situación, descubriendo qué está pasando en ese mundo, quién controla a los robots rebeldes y cuáles son sus intenciones.
 
El ciclo de Kabé es una de las obras más interesantes de LGL. En plenos años cincuenta, cuando muchos aficionados españoles a la ciencia-ficción empezaban a conocer la extensa y magnífica obra del maestro Asimov, Carrados decidió crear un personaje robótico que posee muchas de las características de los robots humaniformes imaginados por el buen doctor. Pero mientras que los robots de Asimov eran básicamente serios y circunspectos, Lecha dotó a Kabé de una personalidad casi humana, lo que hace que este androide le caiga mejor al lector que el mítico R. Daneel Olivaw o cualquier otro de los robots surgidos de la imaginación del escritor americano. Kabé puede ser sarcástico o jocoso según convenga a la situación, a pesar de lo cual observa escrupulosamente las Tres Leyes, encontrando siempre el medio de ayudar a sus amigos sin transgredir ninguna de ellas.
 
El argumento de EL PAÍS DE LOS ROBOTS tal vez resulte demasiado tópico para el lector de hoy, pero en su momento era bastante original. A pesar del medio siglo transcurrido desde su publicación, la novela conserva toda su frescura, y la ingenuidad de la historia que relata no hace sino realzar su interés. Ciencia-ficción popular pura y dura, de la mano del escritor más prolífico del género en España. Disfrutadla.

No hay comentarios.: